La tarde. El sol empieza a ocultarse. La gente camina a paso ligero por la vereda. Las hojas secas del otoño se escabullen entre las piernas apuradas. Los autos en la calle transitan veloces como escapando de alguien. Son las 20:30. Él, acaba de llegar. Le hago una seña desde la mesa. Se acerca, esboza una sonrisa. Me paro para recibirlo. Me estrecha la mano con fuerza. Luego de cumplir con la formalidad del saludo, nos sentamos. ¿Café, cortado?- le pregunto. Lo primero,- me contesta. Él tiene 30 años, le falta una materia, que esta preparando, para recibirse de médico. Él es un hombre que gusta de otros hombres. Él es un hombre que eligió un “modo de vida”. Es un hombre diferente. Un homosexual es un hombre. Un hombre que hoy responde a cuestiones – las preguntas triviales que se hace la sociedad - acerca de la homosexualidad. Mientras esperábamos el café empezamos a hablar.
¿Como definirías a la homosexualidad?
Es ser un hombre, estar conforme con tu sexo biológico y que te gusten otros hombres.
¿Se puede dejar de ser homosexual en algún momento?
No, dejar que te gusten los hombres, no. Lo que podes hacer es elegir tu modo de vida. Eso es una elección que se hace día a día.
¿Es una elección o algo que viene desde chico?
Es un 50 y 50. Un 50% se nace y el otro 50% se construye, se hace.
¿Cómo se construye?
Con la crianza, con el modo de vida, como elección de vida.
¿Ser homosexual es una enfermedad?
Absolutamente no.
¿Qué pensas de la gente que lo cree?
No saben de lo que están hablando.
¿Qué les dirías a esas personas? ¿Cómo les explicarías que no es una enfermedad?
Simplemente es una forma de ser, de vivir, de pensar y de sentir. Diferente a la de ellos.
¿Se lo relaciona a un problema familiar?
No tiene que ver con un problema familiar, porque no creo que la homosexualidad sea un problema. Sino que es una forma de sentir, de pensar, de vivir. En mi caso creo que es de nacimiento porque tenía 4 (cuatro) años y sabía perfectamente lo que sentía, lo que quería para mi vida. Pero a partir de eso hay una cuestión familiar que a lo mejor ayude a que uno tome determinadas elecciones o no.
¿Bisexualidad y homosexualidad son iguales?
No son iguales. Te hablo desde mi manera de ver las cosas. Creo que en la sexualidad no hay blancos y negros, hay grises también, e infinitas posibilidades. No me gusta encasillar demasiado. Como cada uno vive su sexualidad es una elección personal a la cual nadie puede opinar, juzgar, ni decir que esta bien o mal. Creo que existe la bisexualidad. Hay hombres casados con hijos que a la vez tienen sexo con otros hombres sin sentirse homosexuales. Cada uno puede hacer lo que quiera con su intimidad.
¿Cómo te sentiste cuando supiste que eras homosexual?
Diferente, pero a la vez tenía en claro lo que quería. En cierto momento de la infancia se crea la duda y el malestar de no sentir y pensar de la misma manera que todo el mundo.
¿Tuviste miedo?
No. Era algo desconocido y no sabía de qué se trataba. Y si estaba bien o mal. La sociedad siempre se encarga de hacerte saber que eso está mal. En mi caso trataba de evacuar todas mis dudas investigando por todos los medios. Tratando de saber que era lo que me estaba pasando. Los miedos siempre surgen. Es miedo a lo desconocido. Incertidumbre que genera un malestar que después se fue disolviendo cuando fui investigando, dejándome ser. Siempre fui muy relajado en cuanto a ese tema. Nunca lo tome como algo dramático, problemático. Pero fue difícil en la infancia. Hoy las cosas fueron cambiando. Porque la historia va cambiando y van sucediendo cosas que hace que para las generaciones futuras sea más difícil afrontar un pensamiento diferente. Y decir desde temprana edad: pienso esto, siento esto, soy gay, soy homosexual, soy bisexual o no estoy conforme con mi sexo biológico. De hecho lo que ayuda mucho son los medios de comunicación: la radio, la televisión. El hecho de que muchos famosos hayan declarado su homosexualidad. Se puede hablar más libremente sin ser tan discriminado, juzgado.
¿Hoy, hay más o menos discriminación?
La discriminación sigue existiendo. Porque esta desde que existe el hombre. Puede haber más o menos. Se puede disfrazar un poco, pero esta. Siempre vamos a discriminar a lo que es diferente: al gordo, al orejón, al negro, al marica. La gente también hace esas clasificaciones. Ser homosexual, ser afeminado. Si es homosexual y no lo dice, y además es muy varonil, hay mejor aceptación. En cambio, si es un varón que es afeminado, por más que sea o no homosexual, se produce un rechazo. La sociedad no acepta esa ambigüedad. Y la discriminación existe en todos los órdenes de la vida. Pero en la cuestión sexual hay mucho menos discriminación ahora y se puede hablar más abiertamente del tema.
Depende a quien tenga enfrente, de la otra persona, no de mí. Yo trato de ser lo más autentico posible y actuar de la misma manera en todos lados y ante cualquier persona. El tema es a quien tengo enfrente. Si la persona es homofóbica, o no está de acuerdo con otra forma de pensar, ya sea la homosexualidad o cualquier otra elección de vida, puede generarse algún problema. Si, por el contrario, es mentalmente abierta, generalmente hay aceptación y no tengo porque ponerme ninguna careta. En cuanto a las amistades, primero se fijan en la persona, como sos, como pensas, más allá de lo que hagas con tu sexualidad.
En ese instante se produjo un silencio. De esos interminables que solo se cortan volviendo a hablar. Creo que con esto es suficiente – le dije. De pronto recibió una llamada telefónica. Se disculpo, se paro y, se alejo para hablar. Solo. Lo miraba, desde la mesa, hablar. Me preguntaba si mi propósito se había cumplido: acercar respuestas a esas preguntas frecuentes que se hace la sociedad acerca de la homosexualidad. Sin psiquiatras, sin psicólogos. Buscaba palabras genuinas que nos invitaran a reflexionar. Y las encontré. Encontré la manera de definir a un homosexual. Cuando termino de hablar se acerco. Volvió a disculparse. Sirvió lo que te conté – pregunto. Si – le dije. Me ayudaste a pensar como definir a un homosexual. ¿Cómo? – señalo intrigado. Ah, le dije, cuando leas la entrevista publicada te vas a enterar. Se rió. Salimos del bar. Nos despedimos. La noche ocupaba la ciudad. Corrientes, menos transitada, es tranquila. Me acomode el cuello del saco, puse las manos en los bolsillos del pantalón y empecé a caminar.
Imagen de foto: hombre en soledad
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