jueves, 2 de junio de 2011

“Hice un quiebre en el negocio de la noche”


Juan Cabrera al descubierto.
“Hice un quiebre en el negocio de la noche”

  Trabajo Final
Luciana Boglioli
Comisión tarde
 Laboratorio Muldimedia I

 -¿Venís por el aviso?, le preguntó a esta periodista la gerente del lugar.
-No, tengo una entrevista con Juan, aclaró.
Pasado el asunto que tomó por sorpresa a la entrevistadora, la madame le dijo que esperara unos minutos.
Juan “el Indio Blanco” Cabrera se declara responsable del auge del negocio nocturno en Rosario. Bajo su mando están el cabaret La Rosa Sexy Bar, el boliche Willy Dixon, un hotel y una wiskeria. Tiene un pasado marcado por la pobreza y la prostitución ya que nació en la villa y vivió allí hasta hace siete años. Él, su madre y su abuela ejercían la prostitución en el conventillo donde vivía con su familia. Confiesa ser amante de las putas, el sexo, el rock and roll y la plata. En la Chicago argentina hay un submundo del que nadie se trave a hablar. Y quién mejor que un ícono de la noche local para contar las intimidades del lugar más tabú de la ciudad.
En La Rosa las criptas en las paredes que dicen: “Rodolfo Acuña: que te quemes en el infierno” se vuelven inocentes al divisar el ataúd del subsuelo, lugar preferido por lo clientes para consumar sus más profundas fantasías.
En un pasaje, aparece con su cabellera larga y su figura desalineada, el “Indio Blanco”, quien invita entusiasta a pasar a su oficina. Predispuesto y enérgico Cabrera se entregó al diálogo……
-¿Cómo empezaste en el negocio de la noche?
-Hace siete años empecé con una bailanta en la villa La Lata, pero como era nuevo y no conocía los recursos que hay que tener en la noche me clausuraron en dos días. Después me puse a pensar en un lugar para pasar rock and roll. Yo era amigo de Pappo, nos fuimos a vivir al campo con él, y ahí decidí que iba poner Willy Dixon. Así lo hice, y lo llamé “Willy Dixon Rock club, la casa de Pappo”, en honor a él. Al mismo tiempo empecé a armar La Rosa. Los dos lugares los hice en forma paralela. Después puse una wiskería. Y mi última adquisición es un hotel, que esta anexo a mi cabaret.
-¿Cómo lograste pasar de ser una persona humilde a tener La Rosa y Willy Dixon?
-Mi necesidad imperiosa, era empezar a lavarme el culo con agua caliente. Tengo 51 años y hace cinco recién soy una persona digna. Toda mi vida fue dura. Nací en un conventillo de Mitre y Catamarca donde mi mamá y mi abuela eran prostitutas. Con mis hermanos nos bancamos casi la segregación a un guetto. Las madres no querían que los hijos se juntaran con nosotros, porque olíamos mal. Nosotros teníamos cuatro años y nuestros juegos eran pescar, y tener relaciones sexuales entre nosotros. Que es todo lo que ocurre en las villas. Ahí arranca la cuestión de la prostitución. Todo esto hizo que quiera salir de los mosquitos, de la mierda, de la barbarie como decía Sarmiento. Yo lo logré, y no todo el mundo lo hace.
-Tuviste éxito en corto plazo, ¿contaste con  algún socio para emprender tus negocios?
-Jamás tuve socios y jamás los voy a tener. Tuve la visión y las ganas de salir. Tardé 30 años en hacerlo pero cuando arranque, fue vertiginoso. Las cosas se te dan.  
-¿Cómo definís  La Rosa?
-La Rosa fue una explosión en Rosario porque junté el concepto de la noche densa de un cabaret, mujeres, shows, desnudez, y le puse los condimentos del rock, lo bizarro, lo trasgresor, lo violento. Ésto no existía en Rosario. La Rosa es un mensaje sexualmente violento.
-¿Qué tipo de restricciones tiene?
-La gente que trabaja y los que ingresan deben ser mayores de 18. Pero nosotros queremos que sean mas grandes todavía. Porque la gente joven viene a reírse, a joder, y molesta a los que vienen a un lugar como es La Rosa. Es un lugar denso donde no solamente hay mujeres desnudas, también hay un sub-mundo, con un ambiente y un mensaje muy pesado. Va el tipo desesperanzado, el cornudo, el soltero, el viudo, el tipo que se quiere matar. Y va a comprar una mentira, una chica, un amor engañoso, y sabe que es mentiroso. Pero la gente lo compra igual.
-Eso pensás sobre tu trabajo…….
-Y, si, vendemos mentira.
-En cuanto a la decoración del lugar…. ¿qué simboliza?
-Todo lo que esta en el lugar es una ofensa a Dios. Es bíblicamente una apostasía. Me gustaría  que Dios existiera para ofenderlo y decirle: “¡Hijo de mil puta, cómo podés dejarme en pelotas en este mundo!”.
-¿Cuáles son las cosas que más te marcaron de tu niñez?
-Mi mamá se murió cuando tenía 16 años y tres años después, mi hermana se murió quemada en frente mío. Mi papá estaba trabajando afuera. Entonces me quedé solo a cargo de un sobrinito y un hermano menor. Hice de todo para mantenerlos: fui ciruja, me prostituí, robé. Hice todo lo que tenía que hacer y lo que no también. Y todo lo que no tenía que hacer lo pagué, no le debo nada a nadie, ni a la justicia. Después me casé de joven, y a los cuatro años, tuvimos un hijo, Jeremías. Y cuando cumplió 17 años, el día del padre, le compre una moto, y se fue debajo de un camión y se mató. Me quede sin hijo y mi mujer se internó en un psiquiátrico. 



-Fue como empezar de nuevo….
-Si, ya no me importó nada. Era cara o seca porque ya no tenía nada que perder. A raíz de todo esto, surgió mi convicción por el ateismo: soy descreído de la fe y la compasión. Leo mucho a Nietzche, que filosofa con el martillo. A mi me gusta darle una trompada en la boca a la gente, para que reaccione. Por eso La Rosa es así, entrás y decís: “Qué cosa dura”.
-¿Quiénes son los clientes más asiduos?
-Gente de 25 para arriba. Antes, como teníamos la entrada más accesible, se mezclaba mucho la clientela y nos pareció vulgar. Los shows son tan violentos, bizarros y emocionalmente duros que tiene que haber un público en condiciones de captar eso. La mayoría de la gente dice que soy un “perverso hijo de puta” porque hago esas cosas, pero a mí me sirve igual. Soy como Picasso, hago lo que me gusta y gano muchísima plata.
-¿Existe el mito de “Rosario es la Chicago de Argentina?
-Pos supuesto, existe esa mística. Por las rosarinas, que son las más lindas, y por Pichincha, que es un ambiente prostibulario por excelencia. Vienen de todos los alrededores, sobre todo de Buenos Aires. Los artistas que visitan Rosario vienen acá. Es un lugar obligado para cualquiera.
-La secretaría de turismo te tendría que dar un subsidio….
(Risas)-La verdad que me gustaría que lo pongan en el Etur. La municipalidad se porta muy bien conmigo y yo también con ellos. No hago tergiversación de rubro ni nada comprometido. Me ajusto a la normativa.
-Con respecto al boom turístico en la ciudad, ¿se sintió en el rubro?
-No, nosotros no vemos el aumento, ya que vienen turistas de afuera pero con su familia. Van a comer un asado, al parque. No viene el tipo solo a “putanear”. Y la gente asidua al lugar, se va a la costa. Entonces, nos quedamos sin el caudal de gente que viene a La Rosa, y los de afuera no son clientes nuestros. Nos pasa al revés de todo.
-¿Qué es lo que te gusta y lo que no de este negocio?
-Amo las putas, el sexo, el rock and roll y la plata, con eso es suficiente. No lo dejaría de hacer por nada.
-Pareces estar muy satisfecho, ¿te considerás una persona felíz?
-No, porque estoy solo. Esa es la parte más difícil, porque al trabajar de esto, nadie da dos pesos por mí, nadie me toma en serio. Seguro que con amor es todo más fácil, porque te da fuerza para levantarte todos los días y poder enfrentar al mundo. En cambio yo me levanto a la mañana y me pregunto a quien voy a morder.
-Se contradice bastante tu trabajo con tu forma de pensar….
-Si, porque por más que viva de la prostitución puedo enamorarme y ser fiel. Cuesta, porque veo todo el tiempo minas en bolas, pero no le falto el respeto a nadie.
-¿Tenes conflictos con este lugar, internos o externos?
-No ahora no. Cuando empecé, si tenia conflictos de rivalidad con gente que estaba en el mismo palo. Este negocio no es igual que tener una panadería. Pero lo vivo con la seriedad de una panadería. Es decir, como si fuera una empresa más. No porque esté en la noche soy descuidado, sino que soy puntilloso. No se me escapa nada, si te equivocás te vas a la mierda ,o te van a la mierda.
-¿Qué requisitos tiene que tener una chica para trabajar en La Rosa?
-Ser mayor de 18, y medianamente linda. Tenemos gordas, porque hay hombres que le gustan, y antes teníamos embarazadas. Sobre gustos no hay nada escrito…es muy bizarra la cosa. Y siempre trato de que sean de acá, porque al rosarino no le gustan las extranjeras. Prefiere una chica que puedan confundir con una repositora de un supermercado antes que una trola. Por eso si logro tener chicas estudiantes tenemos un éxito rotundo, ellas y yo. Ah, fundamental: a todas les hago operar las tetas, y después se las descuento del sueldo.
-¿Vos buscas a las chicas o ellas vienen a vos?
-Vienen ellas, y como ya somos conocidos, vienen muchas. Rechazamos bastantes por ser feas.
-¿De qué clase social son?
-En La Rosa son media baja, y en general tienen 20 años. Pero en mi wiskeria, hay algunas excepciones de chicas de clase media que son estudiantes y saben que acá van a ganar mas plata que en otro laburo Trabajan dos horas y les alcanza para vivir una semana y pagarse los estudios.
-¿Cuánto gana una empleada tuya?
-Una chica linda, bien hablada, bien vestida, que huela bien., trabaja cuatro horas y se lleva 400 pesos por día. Serian ocho mil pesos por mes.
-¿Por qué se trasladó La Rosa?
-Primero acá es más cómodo, más grande. Y para los que consiguen su media naranja, no tienen que irse, está el hotel al lado.
-¿Pueden entrar mujeres a La Rosa?
-Solamente los domingos. Esta reglamentación corre por cuenta nuestra. Ese día hay shows de mujeres y hombres, y participativo para ambos. El resto de la semana es puramente para el sector masculino. Es el único club de hombres que hay en la Argentina. Las mujeres pueden ir a Soho a levantarse un tipo…
-Las mujeres también merecen ver acción en un escenario…
-Eso es verdad, este es el único lugar donde ves sexo en vivo delante de todos. En otro lugar, lo máximo que podes ver es una chica que se sube la remera y le regalan un fresita. Ahí la chica queda como una trolita de cuarta por un vino de catorce pesos.
-¿Por qué La Rosa tiene tanto éxito en Rosario?
-Primero porque el sexo es negocio, sobre todo si se toma con profesionalismo como lo hago yo. Además porque pude hacer un quiebre en el negocio, innové. El rubro venía lineal, pero vine yo e hice una fractura. Siempre necesito hacer quiebres en mi vida personal y eso lo traduzco en el trabajo. El negocio está desde hace más de 80 años, lo que yo hice, fue ayornarme y agregarle condimentos que a nadie se le habían ocurrido.



Enfoque
El Indio Blanco es conocido en la ciudad por ser un personaje intrigante. Su llegada al mundo empresarial es confusa y desconocida. A la hora de sacar los trapitos al sol, no deja de nombrar el pasado miserable que vivió durante más de 40 años, pero sin mencionar cómo hizo para emprender sus costosos negocios, o mejor dicho, quién hizo que pudiera emprenderlos. Las posibilidades de cambiar su presente se encuentran condicionadas por su pasado, donde confluyen la prostitución, la pobreza y la anomia. Sus respuestas dan cuenta de un sentimiento ambiguo: por un lado, el orgullo de haber salido de la “barbarie”, como él mismo describe. Y por el otro, la constante debilidad frente a un trabajo que refleja un pasado, del cual reniega.



1 comentario:

  1. Muy interesante, un personaje famoso pero no tan mediático. Popular. Felicitaciones

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