(Por Mariano Calviello) Reunión, camaradería y amistad son algunas de las palabras que describen a una de las tradiciones más importantes en el rugby, el tercer tiempo. Si bien en algunos deportes se está poniendo en práctica, fue el rugby el que lo inició.
El tercer tiempo es una tradición que se inicia en el rugby infantil y sigue hasta primera división. En él se logra conocer más a la persona que encierra al jugador con el que se acaba de competir duramente. Es por ello que es importante enseñarles desde chicos que el rugby es solamente un juego y que el rival merece ser respetado.
Como su nombre así lo indica, el tercer tiempo es la continuidad del partido en donde se deja de lado la competencia deportiva y se unen los dos equipos para compartir entre ellos un momento ajeno al juego mismo. La función del mismo es intentar lograr una alianza entre rivales y así limar alguna aspereza que haya quedado del partido.
El tercer tiempo se celebra con una comida en la que el equipo local se encarga de organizarla y atender a la visita. Generalmente, la mayoría de los clubes deciden cocinar hamburguesas ya que es la comida más barata y rápida para hacer. En cada institución se cobra una cuota por jugar de la cual se separa un monto de dinero destinado a los gastos del tercer tiempo.
“Muchas veces los jugadores ponen un adicional de su bolsillo y si hace falta lo subsidia el club”, manifestó Luciano Brutinel, ex jugador de la 1º de Plaza Jewell.
Mientras los jugadores disfrutan todos juntos las hamburguesas, los entrenadores de ambos equipos y el árbitro se ubican en una mesa más alejada y comen asado o pollo con ensalada.
La duración del tercer tiempo es variada y depende de los clubes que participan. A los equipos rosarinos, cuando juegan en Buenos Aires, el colectivo los está esperando en la puerta del club para volverse, entonces tienen que comer rápido para subir cuanto antes al micro. En otras oportunidades, el tercer tiempo dura más de lo previsto, porque algunos jugadores tardan en bañarse o porque la comida no esta lista todavía. En menor medida, hay casos en los que el tercer tiempo se convierte en fiestas hasta altas horas de la madrugada, ya que cenan y luego salen todos juntos a bailar a algún boliche de la zona.
Al ser el rugby un deporte de contacto permanente, puede ocurrir que surja cierto resentimiento innecesario dentro de la cancha entre jugadores de ambos equipos. El rugby, con el tercer tiempo, intenta consolidar entre ellos la esencia del juego.
Luego de la “batalla” deportiva llega el momento del agradecimiento y relajación entre los equipos. El tercer tiempo, no es otra cosa que la continuidad del partido, ya no en el aspecto deportivo, sino en el tema de las relaciones personales entre jugadores. Es el poder compartir con el ganador y el perdedor un momento de alegría y de comunicación. Esperemos que con el auge del profesionalismo no se pierda esta importante tradición amateur.
Calviello, Mariano - Trabajo Práctico Final - Comisión A
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Fuente del audio: propio (Entrevista a Luciano Brutinel, ex jugador de la 1º de Plaza Jewell).
Muy buena la nota Mariano. En muchos clubes el tercer tiempo es como una institucion y alli algunas veces se entregan banderines y hablan los presidentes.
ResponderEliminarQue nunca se pierda está tradicion, excelente nota